La historia de Maura
Maura es una bióloga aficionada al teatro y amante del senderismo que siempre ha seguido varias dietas con el deseo de adelgazar y sentirse mejor. Su vida es bastante ajetreada e intensa, entre los estudios, sus aficiones y su pareja, que vive en una ciudad distinta a la suya, ¡estarse quieta es una utopía!
Conoció la dieta ManzanaRoja gracias a una compañera de trabajo que le enseñó una foto de su aspecto antes de la dieta: una transformación enorme. Inmediatamente sintió curiosidad, pero en ese momento estaba en casa en cuarentena, incapaz de organizarse. En cuanto vuelve a la normalidad, lo primero que hace es intentar seguir la dieta. Y por suerte, lo hace: mes tras mes, se da cuenta de que puede ponerse a dieta con tranquilidad, sin ansiedad.
“Nunca dejaré de dar las gracias a mi compañera de trabajo, que gracias a ManzanaRoja es ahora también una amiga”
Las cenas con amigos
Maura temía tener que renunciar a las cenas con los amigos a causa de su dieta. Sin embargo con ManzanaRoja consigue no renunciar a socializar, sin sentirse culpable. La estrategia se basa en proponer el lugar y comer algo que se ajuste a su menú.
Sus hábitos también cambian; antes, cuando salía algunas noches, como al teatro, a menudo no cenaba. Ahora ha regularizado sus hábitos y, en lugar de ayunar, come antes de salir. Este equilibrio en la vida cotidiana la hace más serena. Piensa qué comer, se organiza, elige. Los tentempiés también ayudan mucho, ha aprendido a tenerlos siempre.
“Es una dieta que se puede mantener durante mucho tiempo, ¡da tranquilidad a quien la hace!”.
Pequeños pasos sin estrés
Maura observa que el descenso de peso es siempre constante. Durante la semana en la que tiene el periodo puede haber un parón fisiológico, pero se recupera a la semana siguiente. Después de 21 kg perdidos, todo es más fácil.
¡E ir de compras se convierte en algo urgente! Cuando pide a la dependienta una talla 50, ¡descubre que la suya es ahora una 46! El cambio lucha por hacerse una imagen en su mente, que sigue pensando que tiene un sobrepeso masivo. Y ella, que siempre había temido un espejo de cuerpo entero, ahora piensa en comprarse uno.
“Todavía me cuesta reconocer mi nueva imagen, ¡pero ahora quiero comprarme un espejo!”.
Ayudantes amigables
Una de las mayores dificultades de Maura ha sido siempre beber con constancia. Sus alumnos también la ayudan. “Profesora, ¿le relleno el agua?”, le preguntan sus apreciados aliados. Se ha creado un círculo virtuoso en torno a ella, un apoyo integral de muchos.
A su pareja le encanta la alimentación sana y el entrenamiento y la apoya en este camino. Su madre, estimulada por sus resultados, es ahora también seguidora de ManzanaRoja. Y así, a todos los que le piden consejo: ¡ManzanaRoja para todos, es su respuesta inmediata!
“¡Vamos, basta de dietas!”, le dicen algunas de sus amigas. Pero ella prefiere seguir adelante y sabe exactamente adónde quiere llegar.
“Cualquiera puede decirme lo que piensa, pero yo voy de frente, ¡tengo un objetivo!”
Incentivos y motivación
Ver los testimonios de otras personas, reales y tangibles, es un gran estímulo. Y ahora que ella también puede ser un ejemplo para los demás, sabe lo útil que es para no rendirse.
Sus deseos culinarios también han cambiado. Se acabaron la comida basura y los tentempiés calóricos, ahora sabe que puede alcanzar un objetivo que hace unos meses le parecía un tentativo más.
“Esta, a diferencia del pasado, es una dieta que te mantiene mentalmente ligero”.
¡Descárgate ya la app ManzanaRoja y sigue los pasos de Maura!
