La grasa visceral es un tipo de grasa difícil de eliminar. Puede tener diversos orígenes, pero una cosa es cierta: no es sólo un problema estético.
En primer lugar, es importante señalar la diferencia con la grasa subcutánea: Lo que comúnmente se denomina grasa visceral se deposita en el interior de la cavidad abdominal, distribuida entre los órganos internos. Por otro lado, la grasa subcutánea, es la que se deposita en la superficie, por encima del abdomen, y sirve para proteger los músculos.
La grasa visceral (o abdominal) y la grasa subcutánea son dos cosas distintas: si eliminar la grasa subcutánea es una cuestión estética, una acumulación de grasa visceral debería considerarse una llamada de atención. De hecho, la grasa visceral puede causar varios tipos de problemas, incluso graves.
Averigüemos más sobre los dos tipos de grasa, sus causas, riesgos para la salud y estrategias para deshacerse de ellos.
¿Qué es la grasa visceral?
La grasa visceral es una acumulación de grasa que se concentra bajo los músculos del abdomen.
Es difícil de eliminar y puede ser un peligro para nuestra salud. De hecho, es un tipo particular de grasa, porque libera adipocitoquinas. Estas moléculas que influyen en el apetito, la liberación de insulina y el metabolismo de los lípidos.
Su presencia excesiva, por tanto, puede causar diversos problemas de salud, como infertilidad, diabetes de tipo 2 y problemas cardiovasculares.
Además, el exceso de grasa de este tipo altera las liberaciones hormonales que sirven para transformar la grasa almacenada: está claro por qué cada vez resulta más difícil deshacerse de ella, en una especie de círculo vicioso.
¿Cómo eliminar la grasa visceral?
La grasa visceral está causada por trastornos hormonales. Éstos no sólo se deben a factores hereditarios, sino también a una alimentación incorrecta o a determinados medicamentos.
La grasa adiposa visceral puede provocar diversas patologías. Los estudios científicos coinciden en que la distribución de la grasa abdominal tiene su propia relevancia a la hora de evaluar los riesgos para la salud.
El peligro es que el cuerpo enferme del llamado síndrome metabólico. Este identifica un conjunto de factores de riesgo que predisponen a muchas enfermedades graves, como la diabetes de tipo II, la infertilidad, las enfermedades cardiovasculares, la osteoporosis e incluso el cáncer.
La grasa visceral y su vínculo con el cerebro
Entre los riesgos de la grasa visceral se encuentran las enfermedades neurológicas. En efecto, la grasa visceral crea una inflamación general en el organismo que predispone a enfermedades como el ictus.
También aumenta el riesgo de tener dolores de cabeza o de que el dolor de cabeza empeore y se haga crónico. Y de nuevo, corres el riesgo de padecer enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer, porque la inflamación facilita la muerte de las células cerebrales.
Por cierto, también existe una relación entre la grasa abdominal y el estado de ánimo: la presencia de grasa visceral suele asociarse a la depresión.
¿Cómo se mide la grasa visceral?
Para detectar la grasa abdominal, además del TAC, existe el llamado índice de grasa visceral, que se mide con una báscula especial, llamada impedanciómetro.
Para empezar se introducen los datos del paciente, como la edad, el sexo y la altura. A continuación, el paciente se sube a la báscula sujetando dos piezas de mano y la báscula mide el peso y el índice de grasa visceral.
Pero, ¿cuáles son los valores de grasa visceral en los que se basan los resultados?
- Hasta 4, el índice indica un nivel bajo de grasa visceral.
- Los valores entre 4 y 13 indican grasa media.
- Un valor de 13 a 18 indica un nivel elevado de grasa abdominal.
- Si el valor supera 18, pasa a ser muy alto.
En cualquier caso, lo primero que hay que hacer para detectar la grasa abdominal es medir el perímetro de la cintura. Estas son las medidas de riesgo: más de 80 cm para las mujeres, más de 94 cm para los hombres.
Dieta para perder grasa abdominal
El principal aliado para combatir la grasa abdominal es la alimentación.
- Sigue una dieta variada y equilibrada en calorías y nutrientes y consume alimentos que tengan un índice de insulina cero. Por ejemplo, verduras amargas como la endibia y la escarola, aceite de oliva virgen extra, chocolate negro, semillas oleaginosas, aceitunas y aguacate. También es importante comer verduras crudas y preferir la fruta fuera de las comidas.
- El café, el alcohol, las bebidas con gas y el azúcar añadido deben eliminarse de la dieta. El consumo de carne roja debe limitarse al máximo, favoreciendo en su lugar la carne blanca y el pescado azul.
- Es aconsejable sustituir la pasta y el pan elaborados con harinas refinadas por alimentos elaborados con harinas integrales.
- El queso y los productos lácteos en general deben reducirse y, en algunos casos graves, eliminarse durante cierto tiempo.
- También es importante beber mucha agua a lo largo del día. Consumir una pequeña cantidad durante las comidas facilita la digestión.
El deporte contra la grasa abdominal
Es bueno evitar hacer demasiados esfuerzos sin estar entrenado. De hecho, esto puede exponerte al riesgo de traumatismos y lesiones.
Lo mejor es optar por la marcha, al principio ligera y luego progresivamente más intensa. Esta actividad reactiva la circulación arterial y venosa, te ayuda a quemar azúcar y grasas y mejora tu resistencia.
Muy eficaz es la plancha frontal, aunque no está indicada en casos en los que la grasa abdominal es muy elevada.
Puedes revisar aquí nuestra rutina de entrenamiento para realizar en casa para quemar grasa en poco tiempo.
