Los triglicéridos son partículas portadoras de grasa en la sangre. Se forman cuando la dieta consiste en demasiado azúcar (carbohidratos refinados) y grasa, pero también pueden producirse en el hígado.
Cómo funcionan los triglicéridos
Los triglicéridos se convierten en nuestro cuerpo para dar energía, por ejemplo a nuestros músculos.
Si no hay actividad física, el exceso de triglicéridos se almacena en forma de grasa o en el hígado.
Los niveles elevados de triglicéridos en el torrente sanguíneo son un factor de riesgo para las enfermedades del corazón (el 70% de las enfermedades coronarias), los accidentes cerebrovasculares y la obesidad, especialmente entre las personas que padecen diabetes de tipo 2 o síndrome metabólico.
La relación con el colesterol bueno HDL
Mientras que los triglicéridos participan en el transporte de los ácidos grasos a los músculos y tejidos para producir energía, las partículas HDL participan, entre otras funciones, en el transporte del exceso de ácidos grasos desde la periferia hasta el hígado para su eliminación.
Por ello, el HDL es conocido como colesterol bueno, ya que permite desechar las grasas sobrantes, aquellas que pueden depositarse en las arterias (el colesterol malo LDL).
Triglicéridos altos y bajos: las causas
Las causas de los triglicéridos elevados en la sangre incluyen la genética, la obesidad, la resistencia a la insulina y una dieta rica en carbohidratos y grasas.
Pero también el consumo excesivo de alcohol, un estilo de vida sedentario, enfermedades como el hipotiroidismo, las enfermedades renales y el uso de ciertos medicamentos pueden provocar niveles altos de triglicéridos en una persona.
Sin embargo, hay casos en los que los triglicéridos son demasiado bajos. La razón puede ser una dieta pobre en nutrientes o alguna enfermedad específica que deba ser tratada.
Cómo regular las grasas en la sangre: la pauta dietética a seguir
En el caso de los triglicéridos altos, una nutrición adecuada y una reducción del 5% al 10% del peso corporal pueden reducir los triglicéridos.
Una pauta dietética general para reducir los triglicéridos es la dieta mediterránea.
Esta dieta se caracteriza por una baja carga glucémica, un alto consumo de grasas saludables -como el aceite de oliva y el aceite de pescado- y un bajo consumo de carnes procesadas, grasas saturadas y grasas trans.
Los alimentos que hay que evitar para regular los triglicéridos son:
Grasas animales
Grasas transgénicas: identificadas en las etiquetas de los alimentos como grasas y aceites hidrogenados.
Los alimentos que se deben limitar son:
Hidratos de carbono refinados: azúcar, pan y otros alimentos procesados hechos con harina y/o azúcar. Las dietas muy bajas en carbohidratos (menos de 35 g al día) son muy eficaces para reducir los triglicéridos.
Fructosa: la fruta debe consumirse en su totalidad y no en forma de zumo.
Los alimentos que puedes añadir a tu dieta para reducirlos son:
Pescado (salmón, sardinas, caballa, arenque, atún) – rico en ácidos grasos omega-3.
Alimentos ricos en fibra (avena, harina de lino y judías)
Aceite de oliva – preferible a la mantequilla
Renunciar a los alimentos glotones y tentadores, como los dulces y las patatas fritas, no significa comer únicamente verduras hervidas.
En su lugar, puedes crear platos saludables ideales para reducir el colesterol.
Otras estrategias para reducir los triglicéridos sin usar medicamentos
Las estrategias están relacionadas con el estilo de vida de la persona. La pérdida de peso tiene un efecto positivo sobre los triglicéridos. El aumento de la actividad física también los reduce, especialmente la actividad aeróbica -de cualquier tipo- realizada después de una comida.
Esta actividad consigue realmente que se consuman los contenidos en la sangre, que son utilizados como combustible.
Este hábito no solo reduce los triglicéridos, sino que también ayuda a eliminar la grasa abdominal.
En conjunto, las estrategias de estilo de vida, dieta y reducción de peso pueden reducir los triglicéridos en un 50% o más en un año.
Fuente: medicinenet