Débora es una mujer que sabe exactamente lo que quiere y cómo conseguirlo, pero necesita siempre un pequeño empujón para ponerse manos a la obra. Tras un periodo muy difícil emocionalmente y después de haberse sometido a muchas dietas descubre la dieta ManzanaRoja y siente que ha llegado el momento. “Hace falta cabeza”, se repite a sí misma.
El pretexto para empezar la dieta es un evento familiar para el que quiere sentirse más en forma. Esta vez, sin embargo, siente en su interior una fuerza que nunca antes había tenido. Siente que es capaz de afrontar la situación y, día tras día, se da cuenta de que realmente va por el buen camino. Para ella, ManzanaRoja representa el camino hacia su proyecto de cambio.
“Como todo el mundo, he probado dietas, ¡pero ManzanaRoja es la única que puedo seguir con confianza!”
Se acabó la zona de confort
Para ella, antes la comida era un refugio, ese momento en el que relajarse del estrés y las penas, dejándose llevar por el placer de comer. Una zona de confort en la que encontrar alivio y consuelo. Pero a menudo, después de una comida copiosa, se quedaba con una especie de sentimiento de culpa. Hoy para ella, la comida es una amiga, una aliada que además ha mejorado su salud. Desde hace unos meses, su organismo se ha regularizado desde el punto de vista hormonal.
Ya no le falta el aire al subir las escaleras, ni le duele la espalda después del trabajo, ni se fatiga corriendo detrás de sus hijos. Débora es esteticista y madre de dos niños que necesitan constantemente su atención. A menudo, cuando tenía sobrepeso, esto le costaba mucho esfuerzo. Hacer dieta le ha devuelto la fuerza, la energía y la vitalidad. Hoy jugar con sus hijos, correr con ellos, es divertido y alegre.
“Ahora con mis hijos puedo jugar con alegría, ¡tengo energía desde que me levanto hasta la noche!”
Y también en mantenimiento: ¡ManzanaRoja!
La dieta ManzanaRoja, que a ella le gusta llamar estilo de vida, con su equilibrio y variedad de platos, le pareció sencilla y muy educativa. Aprendió a comer sano, sin perder el gusto por la comida. Y hoy, después de muchos kilos perdidos en poco tiempo, ha llegado la tan esperada dieta de mantenimiento.
Realmente no piensa en volver a sus antiguos hábitos, porque no sólo se siente bien en el espejo, ¡sino también sana!
“No voy a volver atrás, ¡ManzanaRoja me enseñó que esto tiene que convertirse en mi estilo de vida!”
¡Alegría en el corazón!
Hoy Débora siente que su vida ha cambiado de verdad. Se siente positiva, llena de energía, habilidades y confianza en sí misma. Ir de compras se convierte en un descanso divertido, sin el tormento que solía ser. Puede ponerse lo que le gusta y disfruta entre un vestido y unos pantalones de moda. En los probadores, se acabó el estrés, ahora hay muchas cosas que le quedan como un guante.
Y después de 10 años, ¡ha vuelto a ponerse un bikini para ir a la playa! Un gran orgullo para esta joven que ya no creía poder hacerlo. Recibe muchos cumplidos y muchas preguntas sobre cómo ha conseguido estos resultados. Y hace propaganda: compañeros de trabajo, amigos, familia, ahora todo el mundo quiere probar ManzanaRoja.
Quererse a sí misma
Débora ha aprendido a tomarse su espacio y su tiempo. Nunca imaginó que éste podría ser por fin el momento adecuado, teniendo en cuenta todas las veces que había abandonado. Pero ese impulso que surgió en su interior fue de lo más profundo.
Escuchó sus necesidades y aprendió a quererse a sí misma, empezando de nuevo. Fue como volver a florecer, un reto consigo misma en el que también aprendió a conocerse más. “Sólo tienes que quererlo y esperar el momento adecuado para lanzarte, pero luego llegan las recompensas”, nos cuenta con confianza.
“Después de tanto tiempo escucho más a mi cuerpo y mis necesidades, ¡y siento que he vuelto a nacer!”