Francisca tenía una relación de amor-odio con la comida. Ya de adolescente tenía dificultades con la comida y, por tanto, en la relación con su cuerpo. Hoy sabe que es una mujer atractiva, a pesar de su sobrepeso. Pero no sólo le interesa la estética.
Quiere encontrar un equilibrio interior, que guíe sus días. Las pandemias y el trabajar desde casa, para ella que antes adoraba ir a la oficina, habían complicado las cosas. Para una mujer dinámica y siempre en movimiento como ella, había sido un verdadero golpe. Todo ello le llevo a comidas fuera de horario o a las tentaciones en casa que le hacen pensar “Francisca, ¿qué haces?”. Y como una bofetada, despierta de esa inercia.
“En un momento, tuve la voluntad de retomar mi vida. Me sentía muy cansada”.
El punto de inflexión
ManzanaRoja llega en el momento oportuno. Para ella es el punto de inflexión. Tras un fin de semana de juerga, se pone a estudiar seriamente el menú. “Lo conseguiré”, se dice. Y así sucede, como todas las cosas que empiezan con ganas y mucha energía, consigue llevarlo a cabo. Se dedica por completo a su objetivo. Sigue así, sin fracasar y casi sin darse cuenta durante meses. Hasta que alcanza el umbral de menos 13 kg y empieza a sentirse otra persona.
“Hacía años que no me veía así, me siento realmente en forma y llena de energía”.
Cambio de vida
Este estilo de alimentación cambia su vida y su perspectiva. Se siente una mujer en movimiento, que escucha a su cuerpo y sus necesidades. Ya no cede a comportamientos disfuncionales con la comida y sabe cómo cuidarse. La regularidad con la que vive sus días es nueva para ella: se permite todos los alimentos, sin las reglas absurdas que se imponía a sí misma.
Antes demonizaba la fruta y los hidratos de carbono como el mal absoluto sin saber que le ayudarían a adelgazar. Gracias a este equilibrio, se siente más despejada y con más energía ya por la mañana. Y cuando está previsto un desayuno dulce, como los domingos, se da el capricho de comer preciosos pasteles caseros, que congela para tenerlos listos cuando los necesite.
Se siente realmente agradecida por esta dieta, que la sorprende cada día. Entre las nuevas recetas y los cambios de menú semanales, ¡cada vez es una nueva experimentación!
“¡Nunca en mi vida había podido tener esta buena relación con la comida!”.
Sentirse bien
Sentirse realizada es la gran novedad de este periodo. Esto la hace sentir en paz, dándole satisfacción en su relación consigo misma y con los demás. Ella que siempre se cuestiona, se vuelve más indulgente consigo misma. Se aprecia más a sí misma, alejando esa sensación subyacente de inseguridad. Hoy se ve guapa, en forma, ligera. En una palabra: feliz.
“Hoy me siento muy cambiada, más fuerte y segura de mí misma, y se lo debo a este nuevo estilo de alimentación”.
Un final feliz
Con ManzanaRoja descubre que hacer dieta también puede ser divertido. La paciencia, la calma y la armonía que aprendió fueron como una liberación. Su presente no deja de crecer, al igual que su fuerza personal. Un camino que persigue con una visión mucho más serena del mañana.
“ManzanaRoja realmente me cambió en muchos aspectos, ¡fue como una liberación!”.