Debido a un grave problema de salud y a las terapias relacionadas, Bárbara había ganado algo de peso. En ese momento, sabiendo que tenía predisposición a engordar (también para convertir ese momento difícil en una acción de fuerza), decidió cuidarse. Así, en septiembre, después de las vacaciones, emprende un cambio radical.
Habiendo observado ya los cambios en muchas mujeres que seguían la dieta ManzanaRoja desde hacía tiempo, piensa que podría ser la solución también para ella. Admira mucho los resultados de quienes, con tenacidad y fuerza, se ponen en juego y superan el reto consigo mismas. Al ser cuidadora a domicilio y gestionar sólo las horas de media jornada, la organización le resulta bastante sencilla.
Los menús de la dieta le parecen sencillos y la idea de empezar inmediatamente le parece buena.
“Cuando vi todos esos buenos resultados pensé: “¿Por qué no iba a hacerlo?”
Sábado libre
Barbara se sumerge totalmente en esta nueva aventura y estudia los mecanismos de los menús, las conversiones y las sustituciones.
Sigue su dieta al pie de la letra, dándose algún capricho extra los sábados por la noche, en las salidas que se le presentan. Cómoda, versátil, inmediata, le ayuda y le anima a no rendirse. Después de haber seguido una dieta “desde siempre”, sabe que no le conviene encerrarse en patrones rígidos. Con su carácter siempre positivo, no se desanima porque su intención es triunfar.
Frescura y sabores nuevos
Incluso su médico, que la atiende en el hospital, después de sugerirle dietas que no son para ella, al ver los menús de la dieta ManzanaRoja, le da el visto bueno para empezar. Y ahora que está en mantenimiento, ManzanaRoja sigue formando parte de su día a día. Los tentempiés son sólo un extra de fin de semana, mientras que su estilo de alimentación permanece inalterado.
El equilibrio, el cuidado de las comidas y la armonía entre los distintos alimentos no sólo la convencen, sino que además son buenos para ella. Entre trucos, estudiando menús y probando recetas, se divierte en la cocina, aprendiendo también cosas nuevas sobre sus propios gustos. Aprecia la novedad, la flexibilidad y la posibilidad de autogestionarse. Vuelve a sentirse decidida y constante.
“Me había descuidado un poco y tenía muchas ganas de volver a empezar de nuevo desde mí misma, en todos los aspectos”.
Un verdadero renacimiento
El objetivo no es tanto gustarse más a uno mismo. Ciertamente, 13 kg menos sientan bien, y el reflejo en el espejo es alentador. Lleva con gusto vaqueros y camisetas donde antes cabía más, lo que le deja una agradable sensación de logro.
Pero lo más importante es que esta dieta ha ido de la mano de un cambio total en toda su vida. Necesitaba un camino hacia la recuperación que la hiciera sentirse de nuevo estimulada para hacer cosas buenas por sí misma.
Sin perder nunca el optimismo, siente un verdadero renacimiento. Hoy se siente serena, sonriente y agradecida, ¡está realmente bien!
“En cierto momento sentí el deseo de renacer en todos los sentidos, ¡y ahora es una vida completamente nueva!”
