Davide, navegando por Internet, se había topado varias veces con la dieta ManzanaRoja, sin haberla probado nunca realmente. Entonces, para complacer a su madre preocupada por su salud dada su corta edad, decidió empezar una dieta hipocalórica. La suya era una alimentación poco saludable, casi totalmente desprovista de verduras y con muy poca fruta.
Había hecho un par de dietas en su vida. Ambas eran desequilibradas o demasiado restrictivas y no habían dado muchos frutos. ManzanaRoja llegó en un momento en que Davide sintió que tenía que hacer algo por sí mismo, también por la promesa que le había hecho a su madre. Así que decide descargarse la dieta y empieza sin decirle nada a ella.
Las dos primeras semanas son las más difíciles, se produce un cambio radical en su dieta. Primero empieza a incluir sólo unas pocas verduras, las que más le gustan. Poco a poco, sin embargo, se da cuenta de que todo es cuestión de perseverancia y determinación.
Aprende a saborear los nuevos alimentos y, para su sorpresa, se da cuenta de que le gusta el nuevo estilo de alimentación. Y al volver a casa cada quince días, con notables cambios en su físico, ve brillar los ojos de su madre.
“Cada vez que volvía con mis padres con menos kilos, mi madre me preguntaba qué tenía de diferente”.
Tranquilidad y constancia
Comienzan las primeras grandes satisfacciones para Davide. Al cabo de un mes, ha perdido 6 kg y su vida empieza a cambiar. Se siente más tranquilo, su dieta es ahora su aliada, e incluso en el comedor de la oficina se las arregla mejor.
Organizarse ya no es un problema; poder elegir entre las verduras que le ofrecen lo hace todo más fácil.
Con la posibilidad que le ofrece ManzanaRoja de variar, siente que esta dieta es favorable para sus actividades y hábitos. Consigue adaptarse, satisfacer su antojo de postre cuando llega, salir por las noches con los amigos…
Al cabo de un tiempo se apunta a un gimnasio, empieza a ir andando al trabajo, siente que tiene más energía. Vive la dieta con calma y continúa hacia adelante con tranquilidad.
“Lo bueno es que con esta dieta me siento tranquilo, no me preocupo y sigo adelante con serenidad”.
Proceder por objetivos
Davide nunca pensó en apresurarse. Su plan era marcarse pequeños pasos sucesivos que se fueran respetando. Le ayudó mucho marcarse objetivos con fechas concretas, como ponerse en forma para la boda de su amigo, que le había pedido que fuera padrino. Cuando llegó el día de la ceremonia, fue agradable sentirse en forma.
Con ManzanaRoja, tampoco renunció a salir y a las veladas con amigos, eligiendo platos lo más parecidos posible a su dieta y disfrutando de la convivencia. Aprender a beber más también fue importante. Con una botella de agua siempre a mano, que rellenaba constantemente, ¡conseguía superar fácilmente los dos litros diarios!
Estos cambios positivos también han influido en la calidad de su sueño. Antes, las noches eran inquietas y dormía mal. Ahora, con los kilos menos, respira mejor y ya no tiene esas molestas apneas del sueño, que sus hermanos solían señalarle cuando dormían juntos. El efecto es asombroso: en poco tiempo un cambio rápido pero constante.
“¡Ver un cambio tan rápido fue una locura y el efecto es realmente impresionante!”.
Una perspectiva diferente
Davide piensa ahora en sí mismo con serenidad. Aunque ya no adelgaza tanto como al principio, después de perder más de 50 kg no tiene nada que reprocharse. Está tranquilo, firme y piensa que ManzanaRoja puede ser su guía para toda la vida.
También ha involucrado a parte de su familia, que ha obtenido resultados sorprendentes. Su padre perdió 18 kg y su hermana más de 10. A largo plazo, no ve difícil adaptar ManzanaRoja a su vida cotidiana.
“Ciertamente, como todas las dietas, al principio hay que acostumbrarse, ¡pero luego todo es cuesta abajo y se convierte en parte de la vida cotidiana!”.
Promesa cumplida
A Davide ahora le gusta hacer repaso de su periplo. También es bastante activo en sus redes sociales, con recetas y aportaciones.
Pero este éxito suyo quiere dedicárselo a su madre, que creyó en él y le sugirió que se pusiera a dieta. Ha cumplido la promesa que le hizo por su salud, pero al pasar de una 3XL a una L, ¡la felicidad también está en su nueva talla!
“¡ManzanaRoja me ha permitido sentirme mejor conmigo mismo y hacer feliz también a mi madre!”.