La fertilidad está estrechamente ligada al ciclo menstrual y es esencial tenerlo en cuenta si se desea un embarazo. Asimismo, es importante entender cómo funciona el cuerpo femenino y cuál es el periodo más fértil, tanto para las que desean tener un bebé como para las que quieren evitar un embarazo.
Sin embargo, para quienes desean tener un hijo, calcular la fertilidad es la mejor manera de orientarse. El periodo fértil es, de hecho, una ventana de tiempo en la que un espermatozoide, durante el coito, puede fecundar un ovocito e iniciar el embarazo.
Veamos pues qué es el calendario de fertilidad, cómo se calcula y para qué sirve un test de fertilidad.
¿Qué es la fertilidad?
Empecemos por las bases. ¿Qué es la fertilidad? En general, indica la capacidad biológica de un organismo para reproducirse, es decir, para concebir una nueva vida. El “periodo fértil” se define como el periodo de tiempo en el que una mujer es capaz de procrear.
Los días óptimos para quedarse embarazada son entre 5 y 6 y coinciden con la ovulación. De hecho, durante esta fase, el ovocito madura y se libera en la trompa uterina, donde, en caso de relación sexual, se encontrará con el espermatozoide y podrá ser fecundado.
Es importante, entonces, prestar atención al ciclo menstrual y a las señales del cuerpo, como el cambio en la mucosidad vaginal. Si se vuelve más fibrosa y abundante, si tienes una sensación de “humedad”, es muy probable que estés en la fase ovulatoria.
La probabilidad de concebir un hijo cada mes es de aproximadamente el 30%, pero disminuye al 20% después de los 35 años y al 10% después de los 40, y es prácticamente nula durante la menopausia. De hecho, la fertilidad, tanto masculina como femenina, disminuye con la edad, es decir, se ve afectada por el envejecimiento del organismo, especialmente en las mujeres.
En los hombres, en cambio, las características del líquido seminal disminuyen significativamente después de los 35 años, pero la fertilidad permanece más o menos inalterada hasta los 50 años y más allá (en algunos casos). En otras palabras, la producción de esperma permanece intacta, pero disminuye con el tiempo y se deteriora cualitativamente, debido también a los cambios hormonales.
Edad y fertilidad
La fertilidad se reduce en las mujeres a partir de los 40 años, ya que con la edad los ovocitos disminuyen en número, pero también se vuelven fisiológicamente menos aptos para la fecundación. Por tanto, puede aumentar el porcentaje de abortos espontáneos y la posibilidad de concebir niños con anomalías cromosómicas (como el síndrome de Down).
En efecto, la mujer nace con un número predeterminado de folículos, las estructuras anatómicas que contienen los ovocitos, que se van agotando progresivamente sin posibilidad de renovación.
Así pues, la fertilidad de la mujer alcanza su punto álgido entre los 20 y los 30 años, después experimenta un primer descenso, aunque gradual, en torno a los 32 años y un segundo después de los 37 años. Finalmente, se aproxima a cero durante la menopausia, que suele producirse en torno a los 50 años, también debido a cambios en el equilibrio hormonal.
Calcular la fertilidad para quedar embarazada
Para quienes desean quedar embarazadas, el cálculo de los días fértiles es un paso muy importante. En estos días, de hecho, la probabilidad de concebir un hijo es mayor. Mantener relaciones sexuales en esos días aumenta las probabilidades de embarazo.
El periodo fértil es el periodo de ovulación. En las mujeres que tienen un ciclo regular, es decir, de 28 días, suele producirse entre los días 14 y 15 después del inicio de la menstruación anterior. En la mitad del período, de hecho, el ovocito u óvulo ha alcanzado la maduración adecuada gracias a la acción de los estrógenos (la hormona femenina). Por lo tanto, sale del ovario y pasa a la trompa de Falopio, donde puede producirse la fecundación por los espermatozoides durante las relaciones sexuales.
Se trata de un intervalo de tiempo (periodo fértil) de unos 5-6 días que hay que “explotar” al máximo para alcanzar el objetivo.
Por lo tanto, se trata de un cálculo bastante sencillo (aunque en el caso de tener un periodo irregular no es tan fiable).
Veamos, pues, cómo calcular los días fértiles (con pequeños márgenes de variabilidad).
Cómo reconocer la ovulación
Hay que recordar que la ovulación no se produce el mismo día todos los meses, por lo que utilizar un calendario es útil, aunque no siempre garantiza la certeza. Puede ser útil, entonces, reconocer cuáles son los signos y síntomas de la ovulación.
No todas las mujeres son capaces de reconocer los síntomas, pero sí es posible identificar algunos. Veamos entonces cuáles pueden ser:
- Ligero dolor en el bajo vientre.
- Aumento de la temperatura basal.
- Cambio en la mucosa vaginal.
- Tensión en los senos.
- Aumento del deseo sexual.
- Cambios de humor.
Cuando se ovula, se produce un pico de la hormona LH. En particular, la secreción de moco vaginal aumenta repentina y rápidamente, unas 24-36 horas antes de la fase ovulatoria.
Calendario de fertilidad
Mantener relaciones sexuales frecuentes es sin duda el método más eficaz para concebir un hijo, pero a veces puede ser difícil. En estos casos, llevar un calendario de días fértiles es sin duda útil para quedar embarazada.
La duración del ciclo menstrual puede variar de una mujer a otra, pero suele ser de entre 24 y 35 días. Se dice que un periodo es regular cuando su duración es la misma todos los meses. En cambio, se considera irregular si la duración de los intervalos varía cada mes, con períodos muy cortos o muy largos, o incluso ninguno (amenorrea). Un período normal de 28 días suele constar de tres fases. Veámoslos en detalle.
Fase folicular (o preovulatoria)
Comienza el primer día del flujo menstrual y termina el día anterior a la ovulación. Durante esta fase, los niveles de estrógenos en la sangre (producidos por el ovario) aumentan gradualmente, provocando cambios en el ovario y en la mucosa interna del útero (endometrio). Durante los primeros 5-6 días del período, el endometrio se desprende y los vasos sanguíneos subyacentes producen un flujo de sangre mezclada con el tejido desprendido. Una vez finalizada la menstruación (del 6º al 14º día), el endometrio se engrosa y se prepara para recibir un posible ovocito fecundado. Al mismo tiempo, gracias a los estrógenos, se forman folículos (pequeñas vesículas que contienen ovocitos) en el ovario. Aún no es el momento adecuado para quedar embarazada.
Fase de ovulación
Aproximadamente dos semanas antes del inicio de la siguiente menstruación, un aumento de la hormona luteinizante, producida por la hipófisis, provoca la apertura de un folículo y la liberación del ovocito. Este último pasa del ovario a la trompa, donde permanece unas 24 horas a la espera de ser fecundado por un espermatozoide (tras una relación sexual). Este es el momento adecuado para la concepción.
Fase luteínica
Tras la ovulación, el endometrio, estimulado por la progesterona (por término medio del día 16 al 23), se engrosa y está preparado para recibir el ovocito fecundado. En caso de fecundación, hacia la 4ª semana de gestación, la placenta sustituirá al endometrio para nutrir al embrión. Si, por el contrario, el ovocito no es fecundado, el cuerpo lúteo degenera, lo que provoca un descenso del nivel de progesterona en la sangre, la rotura del endometrio y la aparición de la menstruación. Al final del flujo menstrual comienza un nuevo ciclo, que se repite cada mes hasta la menopausia.
Un ciclo normal de 28 días suele constar de tres fases, pero si quieres saber más, lee nuestro análisis en profundidad del ciclo menstrual.
Periodo fértil y ciclo irregular
Como hemos visto, si el período es regular, es decir, de 28 días, el período fértil comenzará a partir del día 10-11, pero ¿qué ocurre si es irregular, es decir, si es más largo o más corto?
Un período puede ser inferior a 21 días o superior a 36, pero se considera irregular si cambia de un mes a otro. La ovulación irregular es responsable del 30-40% de todos los casos de infertilidad. Las causas pueden ser diferentes y estar asociadas a trastornos o patologías específicas, por lo que conviene realizar las investigaciones clínicas indicadas por el ginecólogo.
¿Qué hacer? Los tests de ovulación y la medición de la temperatura basal son ciertamente útiles, como veremos a continuación, al igual que el seguimiento de las señales del cuerpo durante la ovulación. También se puede llevar un calendario durante unos cuantos ciclos para detectar patrones recurrentes de irregularidad.
Pero se puede decidir renunciar a detectar la fase ovulatoria simplemente manteniendo relaciones sexuales con más frecuencia a lo largo del mes, sin el estrés de hacerlo en la “ventana” fértil.
Test de ovulación
El test de ovulación es una herramienta útil para identificar los días más fértiles. Detecta, a través de la orina, el pico de hormona luteinizante (LH), la hormona que determina la ovulación. Normalmente, la ovulación se produce entre 12 y 24 horas después del pico.
Las horas siguientes serían entonces las más recomendables para mantener relaciones sexuales y quedar embarazada.
La prueba de ovulación se utiliza de forma muy parecida a la prueba de embarazo, es decir, poniendo el bastoncillo en contacto con la orina. El resultado aparecerá al cabo de unos minutos en forma de líneas de colores o de un símbolo en una pantalla, según el tipo de prueba utilizado.
También existen en el mercado lectores digitales, en los que se pueden insertar las tiras y que devuelven un resultado más legible y fácilmente comprensible. Pueden comprarse en farmacias y son un método bastante fiable para autoevaluar el periodo fértil.
El precio oscila entre los 6 euros de las barritas y los 30 euros de los lectores digitales.
¿Cuándo hacerlo?
Es aconsejable realizar la prueba de ovulación por la mañana al despertar, preferiblemente a la misma hora, ya que el pico de LH se produce por la mañana. También es importante que la orina sea concentrada, por lo que es mejor utilizar el “primer” pis, apenas te despiertes.
Sigue bien las instrucciones y recuerda que puede ser necesario realizar la prueba durante unos días antes de detectar un aumento de LH.
Si el resultado es positivo, significa que el nivel de LH es alto, por lo que la fase ovulatoria está cerca: estás en el periodo más fértil de tu ciclo. Este es el momento adecuado para mantener relaciones sexuales si quieres tener un bebé.
Temperatura basal
La temperatura basal es otra forma de identificar los mejores días para quedar embarazada.
Se basa en la medición diaria de tu temperatura basal (al despertar, antes de levantarte de la cama), que suele aumentar tras la ovulación (0,2-0,5°C), llegando a superar los 37°C por efecto de la progesterona (hormona producida por el cuerpo lúteo) y manteniéndose constante durante unos días.
Es aconsejable utilizar un termómetro específico, disponible en farmacias, ya que el que se utiliza habitualmente para medir la fiebre no es muy preciso.
La temperatura puede medirse por vía oral, rectal o vaginal. Siempre es mejor en la misma zona y es preferible la vía vaginal o rectal. Debe medirse desde el primer día del ciclo, siempre a la misma hora, todos los días hasta el final del ciclo.
Hay ciertos aspectos que pueden alterar la temperatura basal:
- Desequilibrios hormonales y estados febriles debidos a diferentes causas, incluida la gripe.
- Haber consumido alcohol o drogas o ciertos tipos de medicamentos la noche anterior.
- Usar una manta eléctrica.
- Estados emocionales que interfieren en la medición de la temperatura.
Pruebas de fertilidad femenina
Las pruebas clínicas de fertilidad pueden ser útiles tanto para detectar el periodo ovulatorio como para determinar una posible infertilidad.
Estas pruebas son diferentes para hombres y mujeres. De hecho, para la mujer los problemas ovulatorios son la causa más frecuente de infertilidad.
Por lo tanto, pueden ser necesarias pruebas diagnósticas ad hoc para verificar la presencia de ovulación y su momento.
Así pues, además de los métodos ya indicados para calcular de forma independiente el período fértil, existen otras pruebas específicas:
- Hormona luteinizante (LH) – muestra de sangre u orina: se trata de una hormona que aumenta antes de la ovulación.
- Estrógeno – muestra de sangre: aumenta antes de la ovulación.
- Ecografía pélvica – sin muestra: comprueba si hay cambios en las estructuras de la zona pélvica.
- Medición de la temperatura basal – sin muestra: registra los cambios de la temperatura corporal tras la ovulación.
- Test de fertilidad salival – muestra de saliva: indica los cambios en la composición de la saliva tras la ovulación.
Infertilidad y esterilidad
Al hablar del ciclo menstrual y la fertilidad, es necesario explicar la diferencia entre infertilidad y esterilidad. Por infertilidad se entiende la incapacidad de continuar con el embarazo. Es decir, una queda embarazada pero sufre un aborto. Se trata de un alto porcentaje de casos, aproximadamente el 10-15% de los embarazos.
Por el contrario, la esterilidad se refiere a aquellos casos en los que no se puede concebir.
La infertilidad afecta aproximadamente al 15% de las parejas. Una pareja que no consigue concebir tras un año de relaciones sexuales regulares y sin protección suele considerarse infértil.
No hay que olvidar, sin embargo, que un porcentaje de parejas consigue tener un hijo tras dos años intentándolo, por lo que muchos prefieren hablar de infertilidad a partir de los 24 meses (según los criterios de la Organización Mundial de la Salud – OMS).
Infertilidad: las causas
Las causas de la infertilidad pueden ser muy variadas. El hábito de fumar, la obesidad o la delgadez excesiva, los agentes ambientales, el sedentarismo e incluso el exceso de actividad física son algunos de los principales factores que pueden alterar e influir en la salud sexual y reproductiva de una persona.
Para algunas de las causas, es posible una intervención precoz, con tratamientos farmacológicos y terapias adecuadas. Pero no hay que subestimar la prevención y la información. De hecho, las causas más frecuentes de infertilidad, tanto masculina como femenina, son las infecciones de transmisión sexual.
En los últimos años también han aumentado las patologías de la esfera reproductiva. Entre las mujeres, han aumentado las alteraciones tubáricas, las enfermedades inflamatorias pélvicas, los miomas uterinos, la endometriosis y las alteraciones hormonales.
Entre los hombres, en cambio, las alteraciones hormonales que reducen la testosterona y modifican la estructura y la función del testículo van en aumento y se asocian a trastornos como el varicocele, la criptorquidia (falta de uno o ambos testículos), las malformaciones genitales, la inflamación testicular y las patologías prostáticas.
Veamos las principales situaciones que pueden causar infertilidad.
Causas hormonales
Las causas más comunes, relacionadas con el ciclo menstrual, son hormonales. En situaciones normales, el hipotálamo estimula a la hipófisis, que a su vez estimula al ovario, para que produzca progesterona y estrógenos.
Falta de ovulación
La falta de ovulación es una de las causas más comunes de infertilidad. La ovulación está provocada por un aumento de la hormona LH, producida por la hipófisis, que junto con la hormona FSH estimula la progesterona y los estrógenos.
Si hay una alteración en la producción de estas hormonas, puede producirse infertilidad.
Insuficiencia del cuerpo lúteo
Otra causa hormonal frecuente de esterilidad o infertilidad es la insuficiencia del cuerpo lúteo. De hecho, cuando el ovocito madura en los ovarios, la estructura que lo recibe se convierte en el cuerpo lúteo, que tiene el papel fundamental de producir progesterona.
Si se produce la fecundación, el cuerpo lúteo es fundamental porque es la fuente de progesterona, que permite que el embarazo progrese.
Otras patologías
Debido a una pérdida de peso importante, al estrés o a otras patologías, puede producirse una hiperprolactinemia. La prolactina es una hormona, también producida por la hipófisis, que debe estar en la cantidad adecuada, ya que de lo contrario se altera el proceso de producción hormonal descrito anteriormente, provocando infertilidad o esterilidad.
Entre las causas hormonales de infertilidad o esterilidad también se incluyen el ovario poliquístico, la menopausia prematura y la endometriosis.
Causas no hormonales
Otras causas de infertilidad pueden ser de naturaleza orgánica, como el tabique uterino, el síndrome de Asherman (enfermedad caracterizada por la presencia de tejido cicatricial en la cavidad uterina), la disgenesia gonadal o las trompas cerradas.
Las causas inmunológicas incluyen problemas de tiroides o enfermedades inmunitarias como el Lupus.
Edad
El problema de la fertilidad debido a la edad biológica de la mujer, pero también del hombre, está ligado a varios factores.
La más importante es sin duda la reserva ovárica, como hemos visto, ya que disminuye de forma constante con el tiempo. El equilibrio hormonal también cambia, piensa en la menopausia.
En cambio, en el caso de los hombres, la producción de espermatozoides no se detiene, aunque su calidad disminuye con el tiempo, por lo que siguen siendo fértiles hasta pasados los 50 años.