La papaya es muy parecida a un melón grande y puede comerse madura o verde. La madurez de la fruta permite preparaciones con sabores muy diferentes.
Las propiedades nutricionales de la papaya han elevado esta fruta a la categoría de “superalimento”. La fruta tiene importantes valores nutricionales, ya que es baja en calorías, sólo 28 calorías por cada 100 gramos. De hecho, esta fruta tropical es rica en muchas vitaminas, valiosos compuestos antioxidantes, minerales y fibra. Una característica especial es la presencia de enzimas proteolíticas que favorecen el proceso digestivo y la función intestinal.
Además, gracias a sus propiedades antioxidantes, esta fruta exótica es ideal para mantener el bienestar de todo el organismo, contrarrestando los efectos del envejecimiento. La papaya fermentada se ha hecho muy popular en los últimos años y se han realizado muchos estudios sobre sus beneficios para reforzar el sistema inmunitario y combatir los radicales libres.
En la cocina, la papaya se puede utilizar para preparar batidos, postres, helados, mermeladas y dulces. La pulpa también se seca y se consume como fruta deshidratada. La papaya también se puede consumir fermentada o transformada en mermelada, jalea y caramelos. También se utiliza en la industria farmacéutica y cosmética.
Qué es la papaya: la explicación
La papaya o papayo (Carica papaya L.) es una planta frutal originaria de la zona centroamericana que se extiende desde México hasta Panamá.
En la actualidad, su cultivo está muy extendido en muchas otras regiones de clima tropical o templado pero con veranos cálidos y húmedos, como:
- India
- Brasil
- Nigeria
- Indonesia
- Congo
- Tailandia
- Colombia
- Islas Hawai
Papaya fermentada: para qué sirve
También pueden ser interesantes los preparados de papaya fermentada, a menudo combinados con otros extractos vegetales (como té verde, granada, uva, etc.) dotados de la misma actividad antioxidante e inmunoestimulante.
Estos productos pueden constituir un complemento valioso en la terapia de prevención de ciertas enfermedades, especialmente las neurodegenerativas, debiéndose utilizar preferentemente bajo supervisión médica.
Mediante el uso de papaya fermentada, un suplemento nutracéutico con efectos favorables sobre parámetros inmunológicos, hematológicos, inflamatorios y OS en enfermedades crónicas/degenerativas, se observó una reducción significativa del estrés oxidativo en pacientes con Alzheimer, lo que se tradujo en una ralentización del estado de la enfermedad.
Además, se ha demostrado que la papaya fermentada reduce la apoptosis relacionada con el estrés oxidativo y la activación de citoquinas inflamatorias y contrarresta los daños en el ADN relacionados con la producción de radicales libres.

Cómo se come la papaya
Las distintas partes de la planta de papaya pueden consumirse de diferentes maneras. Las hojas tiernas y jóvenes se utilizan para infusiones antipalúdicas, antibacterianas y vermífugas.
Los frutos maduros se utilizan de forma muy parecida a los melones. Su sabor recuerda mucho a ellos, pero en el paladar es más mantecoso y con una suave fragancia a melocotón. Se cortan por la mitad, sin pepitas (también comestibles), se pelan y se sirven cortadas en trozos pequeños, acompañadas del zumo de un gajo de limón o lima, que realza el sabor.
El fruto inmaduro también es comestible, pero menos dulce. En cambio, el fruto verde se utiliza en la preparación de ensaladas, pero también en tartas y helados.
Propiedades y beneficios de la papaya
Antioxidante y antiinflamatorio
La papaya es una excelente fuente de antioxidantes, vitamina C, Provitamina A (beta-caroteno), Luteína, Zeaxantina.
Licopeno y otros flavonoides forman un conjunto de antioxidantes que desempeñan una importante función protectora en nuestro organismo. En efecto, estas sustancias antioxidantes nos ayudan a contrarrestar el efecto de ciertos compuestos reactivos del oxígeno (ROS) producidos por el organismo durante el metabolismo celular normal.
Según los estudios más recientes, los antioxidantes de la papaya pueden intervenir eficazmente en la ralentización de los procesos degenerativos que conducen al envejecimiento del organismo causado por el daño oxidativo.
Además, los beneficios antiinflamatorios de los antioxidantes de la fruta pueden favorecer el buen funcionamiento del sistema inmunitario, pueden ayudar a proteger contra la degeneración macular y tienen una importante actividad antineoplásica, reduciendo el riesgo de aparición de cáncer, en particular de próstata, colon y, según un estudio reciente, de mama.
La papaína de la papaya también ejerce un efecto antiinflamatorio en casos de traumatismos y alergias.
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Beneficioso para el sistema cardiovascular
Los nutrientes de la papaya tienen efectos beneficiosos sobre el sistema cardiovascular, protegiéndolo de las enfermedades cardiovasculares causadas por los radicales libres debidos al estrés oxidativo. También se sabe que ayuda a tratar la diabetes mellitus y a reducir los niveles de colesterol.
Tanto la pulpa como las demás partes de la planta (hojas y semillas), por su acción antioxidante, antihipertensiva, hipoglucemiante e hipolipemiante, participan activamente en el mantenimiento del estado de bienestar de todo el sistema cardiovascular y en la prevención y el tratamiento de la obesidad y los trastornos metabólicos asociados. Es decir, las enfermedades cardiovasculares, el infarto de miocardio y el accidente cerebrovascular.
El alto contenido en fibra de esta fruta también provoca una disminución de la absorción de grasas.
Fruta digestiva y laxante
Gracias al contenido de las enzimas proteolíticas papaína y quimopapaína, especialmente abundantes en la fruta inmadura, la papaya es valiosa en casos de digestión difícil debido a una producción deficiente de jugos gástricos, o en presencia de estados inflamatorios como gastritis, pancreatitis, colitis crónica y ulcerosa, y síndrome del intestino irritable.
Además, la fruta es eficaz para aumentar la motilidad intestinal y el tiempo de tránsito, ayudando en casos de estreñimiento crónico.
Vermífugo, antiparasitario y antimicrobiano
El látex y las hojas de papaya actúan como excelentes vermífugos en caso de infecciones por lombrices y parásitos intestinales, en particular contra las tenias.
La papaya también tiene acción antimicrobiana, antiamébica, antiparasitaria y antipalúdica. El uso de extracto de hoja ha demostrado actividad antimicrobiana en la inhibición de algunos patógenos humanos, por ejemplo, Escherichia coli.
Además, se ha observado que las semillas son especialmente útiles contra los parásitos intestinales humanos (Caernorhabditis elegans).
Papaya: valores nutricionales
Esta fruta exótica tiene una excelente cantidad de vitaminas, muchas más que otras frutas:
- Provitamina A (betacaroteno).
- Vitamina C.
- Vitaminas del grupo B.
- Ácido fólico.
- Vitamina E.
El cuadro se completa con un buen contenido de fibra alimentaria, agentes antioxidantes como carotenoides y bioflavonoides, y dos enzimas proteolíticas, la papaína y la quimopapaína, que facilitan el proceso proteolítico, es decir, la descomposición de las proteínas en aminoácidos.
Las semillas son especialmente ricas en compuestos fenólicos.
El aceite extraído de la semilla contiene principalmente ácido graso oleico (omega-9) y ácidos palmítico, linoleico (omega-6) y esteárico, mientras que las hojas tienen un alto contenido de:
- Fibras alimentarias.
- Compuestos polifenólicos.
- Flavonoides.
- Saponinas.
- Proantocianinas.
- Tocoferol.
- Isotiocianato de bencilo.
Recetas con papaya
El hábito de comer fruta de papaya pertenece tradicionalmente a las costumbres de las poblaciones tropicales y subtropicales, donde su disponibilidad es abundante. La fruta madura puede comerse cruda, sazonada con un poco de azúcar y zumo de limón, sola o en macedonias y ensaladas. La pulpa de la fruta muy madura puede centrifugarse o licuarse, condimentarse y servirse como bebida para calmar la sed, o congelarse y comerse como granizado.
Además, la fruta madura puede consumirse en forma de zumo refrescante y para calmar la sed, también en combinación con el zumo de otras frutas.
La pulpa también puede hervirse para acompañar platos de carne como guarnición. Un plato bastante común es la papaya rellena de carne picada de ternera o cerdo cocinada al horno.

Papaya verde: recetas tailandesas
La fruta cruda, inmadura y aún verde, se presta a la preparación de ensaladas. En Tailandia, la fruta inmadura se pica finamente como base de una ensalada picante llamada “som tam”, muy popular, que se prepara con ajo, tomates, judías verdes, lima y cacahuetes tostados. La receta original utiliza pescado o salsa de pescado, pero también hay una versión sólo vegetariana con salsa de soja.
La papaya verde también puede comerse hervida como los calabacines o en conserva y consumirse como encurtido.
En sus países de origen también se consumen las semillas, que se comen crudas o secas y se pican como especia suavemente aromática para condimentar carnes.
En Filipinas, la papaya se prepara como aperitivo/condimento en una receta muy interesante llamada “papaya Atchara o Atcharang”.
Se elabora con papaya verde encurtida, cortada en juliana o rallada, que se coloca en recipientes herméticos y se deja en remojo durante una semana en una mezcla de vinagre y azúcar cocinada con cebolla, ajo, jengibre, pimienta y pimiento rojo.
Usos cosméticos de la papaya
Las características antisépticas, cicatrizantes, antioxidantes y antiinflamatorias de la fruta son eficaces no sólo para la salud de los órganos internos del cuerpo, sino también para el bienestar externo de la epidermis.
Aplicada en forma de zumo y como compresas, la fruta puede beneficiar a ciertos problemas de la piel, como:
- Acné.
- Granos.
- Aparición de arrugas y manchas.
De hecho, no es casualidad que la industria cosmética se haya fijado en la planta de la papaya, utilizando sus extractos que participan activamente en la mejora de la salud de la piel, incluyéndolos entre los ingredientes de cremas y otros productos de belleza.
Mascarilla antiedad con papaya
Este peeling antiedad es adecuado para todo tipo de pieles, incluso las más sensibles. Proporciona una piel hidratada, flexible y suave. La papaya ayuda a eliminar las células muertas, mientras que el limón estimula el colágeno y difumina las manchas.
Además, la miel ayuda a regenerar la piel, mientras que la yema de huevo cierra los poros y tonifica la piel.
Ingredientes
- 1 yema de huevo.
- Papaya madura.
- Zumo de medio limón.
- Miel 1 cucharada.
- Yogur blanco 2 cucharadas.
Pelar y cortar la papaya. Retirar las semillas y licuarla. Añadir la papaya y mezclarlo todo. En un recipiente, añadir la papaya y las semillas, la yema de huevo, el yogur, el limón y la miel y mezclar hasta obtener una mezcla homogénea.
Aplicar la mascarilla sobre el rostro y el cuello, evitando el contorno de los ojos. Dejar actuar unos 15 minutos. Por último, masajear el rostro y el cuello y aclarar con agua tibia. Aplicar una crema hidratante.
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Contraindicaciones de la papaya
Al parecer, la papaya se tolera bien y rara vez se detectan sensibilidades o alergias a esta fruta. El látex contenido en la cáscara podría provocar más fácilmente reacciones en los alérgicos. Sin embargo, en general, no se señalan contraindicaciones particulares para su consumo.
Sin embargo, las mujeres embarazadas deben moderar su consumo, ya que la papaína y la quimopapaína pueden estimular las contracciones uterinas y provocar abortos.
Además, la combinación de enzimas, alcaloides y otras sustancias presentes en la papaya también alteraría los niveles circulantes de estrógenos.
Se cree que los compuestos fitoquímicos de la papaya pueden suprimir los efectos de la progesterona (hormona producida por las mujeres durante el ciclo menstrual), que desempeña un papel importante en el desarrollo fetal.
De hecho, las semillas de papaya se utilizan en Asia como anticonceptivo masculino natural.
Por último, deben tener especial precaución quienes estén en tratamiento con anticoagulantes y antiagregantes plaquetarios, ya que la papaya puede potenciar sus efectos. En estos casos, siempre es preferible consultar al médico antes de consumir la fruta.
Variedades de la papaya
En todo el mundo se cultivan unas 50 variedades de papaya.
En cuanto a los cultivares de papaya, el paisaje varietal se caracteriza por cultivares específicos de cada región. Los principales cultivares que se venden en el mercado de la UE pertenecen al grupo de “Maradol”, “Solo”, “Golden”, “Sunrise” y “Formosa”.

Origen de la papaya
En Mesoamérica, los pueblos indígenas habían plasmado su estilo de vida y su dieta en la domesticación de una gran variedad de especies vegetales, entre ellas la papaya. La cueva de Naquitz de Guilá (Oaxaca) ha proporcionado las pruebas más antiguas y fiables de experimentos agrícolas que se remontan a más de 8.000 años antes de Cristo.
Los mayas
En la época de mayor desarrollo de las civilizaciones del sur de México y la península de Yucatán (500 d.C.), los pueblos mayas habían alcanzado un sistema agrícola muy desarrollado centrado en el cultivo del maíz, seguido del frijol, la calabaza, el chile, el cacao, el algodón, la vainilla, la yuca, el agave y la papaya. Los mayas tenían en gran estima la planta de la papaya, reconociendo su gran contribución a la salud.
Con la llegada de Colón al Nuevo Continente, los españoles avistaron la planta en el istmo de Panamá. En los años siguientes, los exploradores españoles y portugueses llevaron las semillas primero al Caribe y Brasil, luego a Filipinas, Malasia, las islas del Pacífico, India y África, introduciendo la planta en hábitats similares a los originales, donde se adaptó fácilmente tanto en estado silvestre como en cultivo.
Producción mundial
Hoy en día, la papaya crece en la mayoría de las regiones tropicales y subtropicales cálidas del mundo.
Alrededor de las décadas de 1950 y 1960, la producción de papaya disminuyó drásticamente debido a la propagación de un par de virus que mataban las plantas, a saber, el virus del mosaico de la papaya (PapMV) y, sobre todo, el virus de la mancha anular de la papaya (PRSV). Sin embargo, gracias a las modernas técnicas de modificación genética, se han creado plantas resistentes a los dos virus, pero siguen existiendo y aún no se han erradicado. El contagio se mantiene bajo control.
En la última década, el cultivo de la papaya se ha extendido también a la cuenca mediterránea, España, Israel y Sicilia, donde se produce en invernaderos situados principalmente en zonas costeras. Se trata de producciones muy pequeñas que económicamente pueden representar una posible alternativa a algunos cultivos tradicionales hoy en crisis.
A pesar de su amplia distribución, el grueso de la producción mundial de papaya está muy concentrado en unos pocos países.