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Psoas: qué es, para qué sirve y cómo estirar este músculo para aliviar el dolor y la ansiedad

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Pocas personas conocen el psoas, sin embargo, este músculo juega un papel muy importante, ya que es el responsable de los problemas lumbares y es el que podría obligarte poco a poco, por falta de ejercicios y/o estiramientos, a agacharte y caminar como un anciano.

¡Así pues, conocer este músculo es muy importante porque puede ser la causa del 50% de los problemas de la zona lumbar y más! Los estudios han demostrado que es un músculo fundamental para tu bienestar psicológico y tu salud física.

La autora del libro “El Psoas”, Liz Koch (educadora somática especializada en este músculo), afirma que representa algunos de nuestros sentimientos primitivos, como el deseo de sobrevivir y el deseo de crecer.

Músculo psoas: ¿qué es?

El psoas se extiende desde cada lado de las vértebras lumbares hasta la parte delantera del muslo.

Es el único músculo que conecta las piernas con la columna vertebral. Comienza en la vértebra dorsal (torácica) T12, pasa por las 5 vértebras lumbares y termina en el muslo.

Suele estar contraído todo el tiempo, ya sea porque eres una persona sedentaria o porque, aunque haces mucho ejercicio, nunca lo estiras.

De hecho, estar sentado todo el día también es malo para la salud porque impide estirar los músculos flexores de la cadera, que se vuelven cada vez más cortos y limitan la amplitud de los movimientos y la longitud de la zancada.

¿Por qué se le conoce como el músculo del alma?

El psoas está conectado al diafragma por lo que es un músculo corto que bloquea la respiración y podría generar ansiedad y estrés porque el diafragma es el órgano donde se sienten los síntomas físicos relacionados con el miedo.

El psoas es fundamental para estabilizar el cuerpo y tiene numerosas consecuencias relacionadas con:

  • La movilidad.
  • El equilibrio.
  • La flexibilidad.

Solo cuando está relajado, este músculo largo es capaz de liberar toda la tensión del cuerpo. Además, te ayuda a conectarte con el presente, por lo que liberar la tensión a nivel del psoas podría ayudarte a liberar el miedo y el estrés.

Prueba para determinar si el psoas está contraído

Realiza este ejercicio: te permitirá descubrir muchas cosas sobre tu psoas.

Acuéstate de espaldas y acerca una rodilla al pecho, con la otra pierna estirada en el suelo. Si el psoas tiene una longitud normal, la pierna en el suelo permanecerá tensa, pero si el psoas está contraído, la pierna en el suelo se doblará. Prueba con las dos piernas.

El yoga también es una buena actividad para conocer la salud de tus músculos. De hecho, hay muchas posturas, como por ejemplo la del árbol, que no se pueden realizar si el psoas está demasiado contraído.

Estiramiento del psoas: cómo estirar el músculo

Estirar el psoas evita que se inflamen los tendones y mejora el rendimiento deportivo: es el primer estiramiento que hay que hacer después de correr.

Manzanaroja te propone 2 ejercicios sencillos que puedes incluir en tu rutina diaria, independientemente de que hagas deporte o no.

Ejercicio 1

Comienza en cuadrupedia (“cuatro patas”). Inhala y lleva la pierna izquierda hacia delante flexionándola a 90 grados, desplazando el peso del cuerpo para alinear la rodilla izquierda.

La pierna derecha se estira hacia atrás, con el empeine apoyado en el suelo. ATENCIÓN: La rodilla izquierda no debe sobrepasar la punta del pie.

Inhalando y exhalando, contrae el vientre hacia adentro, acerca la pelvis hacia el suelo llevando el lado derecho del pubis hacia adelante.

Para aumentar la intensidad del ejercicio, sube el brazo contrario a la pierna extendida. Mantén la posición durante 10 segundos y repite el ejercicio del otro lado.

Ejercicio 2

Arrodíllate en la colchoneta, con las rodillas ligeramente separadas. Coloca la parte inferior de las piernas (pies y pantorrillas) hacia fuera. Siéntate sobre los glúteos, apoyando las manos atrás.

Lentamente, mientras exhalas, coloca los codos en el suelo y mantén la posición durante 10 segundos. Si te sientes cómodo y no tienes problemas de articulaciones, apoya la espalda en el suelo y pon los brazos por encima de la cabeza. Empuja el pubis hacia el techo y trata de relajarte en esta posición concentrándote en la respiración.

ATENCIÓN: Es muy importante apoyar toda la espalda en el suelo. Mantén la posición durante 30 segundos.

Consecuencias de una contracción del psoas

Mientras más estrés tengas, más se encoge el psoas y se contrae permanentemente.

El estilo de vida empeora la situación: las malas posturas, los asientos del coche, las sillas, los tacones altos y la ropa ajustada cambian la postura natural del cuerpo y comprimen este músculo de forma permanente.

Si sufres de dolor de espalda, problemas en las rodillas o te sientes muy cansado, lo más probable es que sea culpa de tu psoas. De hecho, sin darte cuenta, tiendes a contraerlo debido al estrés o a diferentes tensiones (físicas o psicológicas) y este músculo, cada vez más encogido, provoca problemas como la escoliosis, dolores en las rodillas, la ciática, pero también menstruaciones dolorosas, infertilidad y problemas digestivos, además de afectar a tus órganos y dificultar la respiración con el diafragma.

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