Cuando Ana empieza con ManzanaRoja, lo hace con conocimiento de causa; ya conocía esta dieta y sabe que puede seguirla. ManzanaRoja encaja perfectamente con ella y sus gustos habituales. En enero, empieza con la determinación de quien quiere llegar lejos.
Al principio hay algunas dificultades, la adicción a ciertos alimentos calóricos se hace sentir. Ver los testimonios de otros muchos que consiguen sus logros le hace pensar: “¡quizá yo también pueda hacerlo!” Al mismo tiempo, también retoma la actividad física y entrena en casa durante una hora, tres veces por semana. Algo empieza a cambiar en su interior y la dieta se convierte también en una forma de conocerse más a sí misma y de ponerse retos.
“A medida que pasan los meses, me doy cuenta de lo mucho que estoy cambiando, incluso por dentro”.
Frutas y verduras ¡qué belleza!
Ana tiene suerte: con ManzanaRoja puede comer grandes cantidades de fruta y verdura. Siempre le han gustado, y ahora las redescubre en nuevas versiones. Antes, ante un ataque repentino de hambre, se lanzaba a por paquetes de patatas fritas. Hoy, guarda siempre en la nevera rodajas de hinojo que mastica cuando lo necesita.
Además, ahora la alimentación sana forma parte de la mesa de toda la familia. Y así, su marido también pierde 10 kg sin esfuerzo. Su mesa es un derroche de sabores y nuevos descubrimientos. ManzanaRoja ya no es su dieta, sino la de su familia.
Conocer tu cuerpo
Ana también aprecia la autonomía con la que puede moverse dentro de su dieta diaria, gracias a las conversiones y sustituciones, que le permiten utilizar todos los productos que tiene a su disposición, sin complicarse mucho y cambiar de menú. La libertad de poder comer lo que quiera y también aprender a crear y experimentar a partir de los ingredientes que tiene en la nevera.
La dieta no da esquemas rígidos ni recetas restrictivas, sino que dentro del menú, ¡puede dar espacio al gusto y a la creatividad! Esta libertad también ha supuesto grandes descubrimientos personales. Hoy reconoce los mecanismos de su propio cuerpo. Sabe que perder menos peso puede depender de muchos factores diferentes: el ciclo, la ovulación, la retención de líquidos.
Ya no se culpa innecesariamente. Hoy ya no se machaca, ya no cae en una tristeza que le hace perder de vista sus objetivos o le hace afrontar mal los días. Gracias a ManzanaRoja, ha podido escucharse a sí misma en su totalidad, no sólo a través de una báscula.
“¡Ahora supero los malos momentos sin caer en la tristeza y me tomo todo de forma más positiva!”.
Ligereza y vitalidad
Este camino hace que Ana se sienta más vida y que afronte los días con mayor ligereza. También aprende mucho de si misma, ya no persigue objetivos poco realistas. Hoy sabe cómo es, escucha más y se respeta. En primer lugar en este camino está su bienestar. Estar bien, antes que verse guapa, es su deseo, por lo que lucha a diario.
Recupera energía y empuje, más segura de sí misma y dinámica. Incluso como madre, en las excursiones con sus hijos, se redescubre enérgica, participativa y llena de ganas de hacer. Todo le sale bien y su vida adquiere aspectos cada vez más serenos.
“¡Lo mejor de todo es saber que estoy haciendo algo bonito y positivo que me hace sentir bien!”.
Cambios importantes
“¡Me siento feliz!” Así continúa Ana su relato. Su cambio es transversal y concierne mucho a la esfera interior. Se encuentra con una mujer a la que respeta y quiere, una mujer de la que se siente orgullosa. Para ella, ManzanaRoja ya no es sólo una dieta, sino que representa su modo de vida, sano y en armonía con su mundo.
Con el peso, también se deshizo de muchas cargas que llevaba dentro. Hacer dieta es una forma sana y segura de quererse y estar sano, de disfrutar de tu tiempo, sin autosabotearte cuando llegan las frustraciones.
“¡Cambias mucho por dentro al hacer esta dieta y te redescubres capaz de hacer cualquier cosa!”.