En los últimos tiempos ha vuelto a estar de moda, porque promete que adelgazarás de forma rápida y constante. Estamos hablando de la dieta keto o cetogénica, un régimen alimenticio fuertemente hipocalórico que desequilibra por completo las proporciones de los macronutrientes de una dieta clásica.
De hecho, la dieta cetogénica prevé una reducción drástica de los carbohidratos. Eso corresponde a un aumento exponencial de las grasas, con un nivel constante de proteínas. ¿En pocas palabras? Nada de pan, pasta, patatas, dulces. Muy pocos tipos de verduras (sobre todo de hojas verdes), nada de frutas. Sí a las proteínas animales y sí a las grasas, sobre todo a las que son buenas como el aceite de oliva virgen extra, pero también a la mantequilla, a la crema de leche y al aguacate.
La dieta keto: qué es, cómo funciona y sus efectos secundarios
El aporte mínimo de carbohidratos y la gran cantidad de grasas hacen que el organismo use estas últimas como fuente de energía. Con un aporte de carbohidratos de apenas 10-20 gramos al día, de hecho, el cuerpo inicialmente consume todas las reservas de glicógeno y, luego, pasa a consumir las grasas para producir energía.
Este paso implica la aparición de una condición metabólica particular: la cetosis. Se trata de una acumulación de cuerpos cetónicos, sustancias que normalmente están presentes en la sangre en pequeñas cantidades y que el organismo usa en caso de escasez de glucosa. Como sucede, por ejemplo, cuando estamos en ayunas.
En general, la cetosis se alcanza luego de un par de días manteniendo una cantidad diaria de carbohidratos alrededor de 20-50 gramos, pero el proceso puede variar de una persona a otra.
Los porcentajes de macronutrientes en la dieta cetogénica
De acuerdo a los lineamientos de la Sociedad Italiana de nutrición humana, en la dieta cetogénica el porcentaje de carbohidratos se reduce al 10%.
Las proteínas alrededor del 20-25%, mientras que el aporte de grasas puede superar el 60% de las calorías diarias consumidas.
Considerando el importante desequilibrio entre los macronutrientes, esta dieta no puede ser bajo ningún concepto seguida de forma autodidacta.
La dieta cetogénica para el tratamiento de patologías
Los lineamientos internacionales consideran la dieta cetogénica un tratamiento no farmacológico eficaz para los pacientes con epilepsia resistente a los fármacos. Y para los pacientes que sufren de efectos colaterales graves asociados a los fármacos antiepilépticos.
Además, la dieta es la única terapia actualmente disponible para las enfermedades en la que hay una alteración en el uso de carbohidratos (azúcares) y por ende un déficit en la disponibilidad de energía en el cerebro. Como la enfermedad de la carencia del transportador de glucosa cerebral (GLUT 1) y la carencia de una enzima denominada piruvato deshidrogenasa.
Los efectos colaterales
Las preguntas más frecuentes son “La dieta keto qué es, cómo funciona y sus efectos secundarios”. Quien ha seguido esta dieta, que en general es recomendada por períodos breves, declara haber tenido mucha energía una vez se ha alcanzado el estado de cetosis.
Sin embargo, los días anteriores no son muy agradables. Una vez consumidas las reservas de glicógeno, de hecho, el organismo se confunde fácilmente y contrae la que se conoce come “keto flu”, gripe cetogénica.
Entre los síntomas están la náusea, el estreñimiento, el cansancio, la somnolencia y las dificultades respiratorias. Todos son problemas que desaparecen una vez que se ha entrado de lleno en la dieta.
A largo plazo, en cambio, la dieta cetogénica puede causar problemas más importantes, sobre todo en lo relativo a los valores de laboratorio. En efecto, en los análisis se reduce drásticamente la glicemia y sube el valor del colesterol total. Además, se pueden presentar problemas de hiperuricemia (aumento del ácido úrico en la sangre), hipocalcemia (reducción del nivel de calcio en la sangre), hipoproteinemia (reducción de la cantidad de proteínas en la sangre), cálculos renales (formación de cálculos en las vías urinarias) y acidosis (aumento de las sustancias ácidas en la sangre).
Además de una carencia de vitaminas y sales minerales debida al escaso aporte de frutas y verduras.
Una vez que se inicia, hay que terminar
La dieta cetogénica no es fácil de seguir. No permite, de hecho, romperla nunca. Bastan poquísimos carbohidratos demás para inducir al organismo a que bloquee la cetosis. Eso significa que vuelve a utilizar de nuevo su fuente de energía preferida, es decir, los azúcares. Invalidando así, por completo, los esfuerzos hechos hasta el momento.
¿Es una dieta saludable?
Para Manzanaroja, lo hemos preguntado al biólogo y al nutricionista Lorenzo Traversetti.
La dieta cetogénica fue diseñada para pacientes con una obesidad grave y su aplicación debería limitarse exclusivamente a estos individuos. Recurrir excesivamente a un protocolo cetogénico puede causar grandes descompensaciones fisiológicos y hormonales, aunque el resultado de la báscula pueda hacer creer que la pérdida de peso funciona. Como consecuencia, recurrir a la dieta cetogénica debería ser una opción extrema que debe ser aplicada solo en condiciones extremas. Como lamentablemente ocurre con cada vez más frecuencia, no debería ser la primera opción a seguir para alcanzar un objetivo, sin evaluar (y sobretodo sin informar al paciente) de las verdaderas consecuencias a largo plazo.
La reducción de los carbohidratos, explica Traversetti, podría crear problemas a largo plazo.
En ese sentido, estimula el uso de las grasas de reserva para fines energéticos, produciendo sustancias tóxicas de desecho, precisamente, las cetonas. Su acumulación causa una mala absorción de sustancias a nivel intestinal y hace necesario el uso de varios suplementos multivitamínicos y salinos, sobre todo como consecuencia de la extrema restricción al consumo de frutas, que son consideradas demasiado azucaradas. Ahora ya conocemos todo sobre la dieta keto qué es, cómo funciona y sus efectos secundarios.
Una dieta balanceada como la de Manzanaroja, concluye el nutricionista, combinada con una actividad física adecuada, representa la mejor estrategia para manejar el propio estado de salud y para controlar la propia contextura corpórea.